jueves, 8 de abril de 2010

¿Cómo se siente Ricardo?

Me llamo Ricardo Mazo, sot del bando republicano y vivo con mi mujer Elena y mi hijo Lorenzo.

A causa de tener una ideología diferente a la del bando fascista, me refugiaba dentro de un armario en mi propia casa, por tal de evitar problemas a mi familia y de ser encarcelado y asesinado por los fascistas.

La impotencia y la ira me invadía, el no poder estar con mi familia de la manera que me hubiera gustado, y no poder protegerla ni cuidarla como es debido.

Al principio todo iba relativamente bien dentro de esa realidad en la que vivíamos mi familia y yo. Mi hijo iba a la escuela y Elena trabajaba en una lencería para poder pagar los gastos de la casa y yo mientras tanto traducía textos que Elema me encomenaba para no olvidar mis conocimientos de profesor y sobretodo para conseguir algo con el que poder alimentarnos.

Aun las cosas estando ya complicadas, el hermano Salvador nos empezó a complicar aún más la vida,ya que cuando Elena me explicaba que el hermano Salvado insistía casi siempre en acompañarla a casa, a las preguntas con las que bombardeaba a Lorenzo, o las visitas inesperadas que acababan con la tranquilidad y el silencio de nuestra casa.

Y yo sin poder hacer nada para acabar con el acoso que recibían mi hijo y mi mujer... ya que si lo hacía, todos mis esfuerzos, los silencios, todas las cosas que habíamos hecho... no hubieran servido para nada.

Yo estaba en mi casa, pero no ocupaba ningún lugar en ella, solo me encerraba dentro del armario hasta cuando no había nadie en casa, e incluso a la hora de dormir. Toda esa situación era un caos, me estaba dando por vencido, tanto sufrimiento y sobretodo toda esa impotencia que llevaba dentro era demasiada.

Aunque Elena me ayudaba a no perder la calma y a no sufrir era imposible, no podía quitarme de la cabeza la realidad en la que estábamos viviendo. Un buen día, el hermano Salvador vino a visitar a Lorenzo (ya que pensábamos escaparnos y por eso enviamos una carta al colegio diciendo que el niño estaba enfermo), eso empeoró las cosas.

El hermano Salvador entró en mi casa vociferando hasta encontrar a Lorenzo y le preguntó como estaba y a continuación vi como le decía que le dejara hablar con Elena. De repente oí gritar a Elena y mi desesperación llegó a su límite y decidí salir del armario de donde me encontraba, a socorrer a mi mujer.

Me abalancé encima del hermano Salvador, él, desconcertado, no sabía quien era y se lo preguntó a Lorenzo y él dijo que yo era su padre. El hermano Salvador empezó a gritar reclamando a la policía, mientras Elena lloraba desconsolada protegiéndome a mi y a Lorenzo.

Cogí fuerzas como pude y avancé por el pasillo de mi casa hasta llegar a una de las ventanas. No quería dejar a mi hijo ni a Elena, pero era por su bien y para evitarles problemas más adelante, no quería que sufrieran como lo habíamos hecho hasta ahora, así que miré por última vez las caras de Elena y Lorenzo y saqué fuerzas de donde pude para brindarles una sonrisa y finalmente me dejé llevar al vacío.

Querido diario... por Lorenzo.

Esta mañana me he levantado con un dolor de cabeza tormentoso, no tengo ganas de ir a la escuela. Eso sí que es algo tormentoso. Cada mañana nos hacen cantar una canción que, por cierto, no me gusta nada, es de viejos. Me gusta mucho más la que mama me canta cada noche antes de acostarme. Me gusta la voz de mama. Además esa canción que nos hacen cantar en la escuela no tiene sentido alguno. O como suele decir siempre papa: “No tiene ni pies ni cabeza.”. “Cara al sol con la camisa nueva” y la cantamos haga sol o este nublado, la cuestión es aburrir al buen y mal tiempo. ¿Y de donde se han sacado lo de la camisa nueva? Mama cada mañana me plancha la misma camisa, y lo lleva haciendo hace años, no tiene nada de nuevo. Es más, mi camisa tiene un par de agujeros dentro del bolsillo. La ropa nueva no tiene agujeros. ¿Sabéis lo bueno de la escuela? Que cada día se acaba. Y entonces llego a casa con papa y mama y jugamos. Jugamos mucho. Con papa siempre jugamos al escondite. Aunque ahora le llamamos “El secreto”. Le hemos cambiado el nombre, para que sea más divertido. Papa siempre me gana. Pero es normal, él es un profesional de este juego, se pasa el día entrenando. El armario es su escondite, pero eso no lo sabe nadie, ni nadie lo puede saber. Todo profesional del escondite, tiene su sitio secreto. Si lo descubren, pierde. De aquí el nuevo nombre, el secreto. Yo no conocía las normas de este juego, bueno, solo las sencillas, estas me las explicaron papa y mama. Nunca había jugado así. Es muy divertido. Mira si es serio papa jugando, que hasta cuando vienen visitas, el sigue escondido, entrenando. Será un gran profesional, ya veréis.

Todo iba bien hasta que un día el padre Salvador llegó por sorpresa. Yo me quedé apartado del lugar en que él y mama estaban. Pero estaba viendo todo lo que ocurría. El padre Salvador empezó a tocar a mama, y ella parecía que no quería. Al principio parecía que bailaran, pero más tarde mama empezó a chillar. Creo que no le gustaba lo que el padre Salvador le estaba haciendo. Ella estaba... ¿como se dice? Ah, desesperada... y muy nerviosa. Papa, que repito, era todo un profesional, salió de su escondite, antes de que el padre Salvador le hubiera encontrado. El juego no había acabado, pero papa salió. Salió y se lanzó encima del padre Salvador. Yo estaba asustado y me escondí debajo de la mesa. No vi nada más. Y solo escuché gritos.

miércoles, 7 de abril de 2010

LOS GIRASOLES CIEGOS, Alberto Méndez

En el cuarto y último capítulo titulado, Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles ciegos – cuento que da título al libro- hay una serie de temas que se ven muy bien reflejados ya que son únicos y verdaderos.

Primero, el tema clave y punto de éste último cuento es la religión; aquí, la religión se ve reflejada como un aspecto intocable, inequivocable e incuestionable. La carta que el hermano Salvador envía a un superior suyo está llena de alegaciones a la religión y, por consiguiente, a Dios. Por la religión, el hermano Salvador es capaz de cometer barbaridades, pero no son barbaridades porque se deben a la religión. 1 [...] ¡Ah! Ellos pretendieron alterar el orden de las cosas, modificar los designios del Señor, ignorando que non est potestas nisi a Deo y tuvimos que glorificar nuestra Victoria [...]. Es más, se lucha por el enaltecimiento de la religión, de ésta forma, las víctimas de la guerra son seres invisibles, inexistentes e desinteresados.

Dentro de éste apartado, encontramos un subtema que es casi ignorado, pero muy importante. Se trata de la educación que reciben los alumnos; 2 [...] ¡La Luz! Padre, con cuánto desconsuelo hablo de la Luz. A mis párvulos les hablaba de la Luz, porque necesitaba despertar su inquietud babulicona [...] cuando el hermano Salvador decide ser maestro de párvulos, la educación se convierte en un punto inamovible dentro del cual giran los alumnos. Podríamos decir, que la educación se trata del hilo que va a colación de la religión, y que, sin él, nada funcionaría.

Segundo, tenemos a un niño – hijo único- como tema de debate. El hermano Salvador ve en Lorenzo ‘’algo’’ que no ve en los demás, pero no sabe qué es. Podríamos decir que se trata de un presentimiento, pero verdaderamente, el hermano Salvador ve en Lorenzo una forma de ser que no se adecúa a la de los demás. Entonces, qué es lo normal para Salvador? Más adelante, podemos saber que el hermano Salvador ve una astucia o, quizás, una agilidad no común en los niños y, por ello, se fija en él. 3 [...] Todo empezó con un alumno extraño entre los párvulos. Solo Dios sabe por qué entre más de doscientos treinta alumnos tuve que fijarme en él. [...] pero había algo en él que, poco a poco, comenzó a llamar mi atención [...].

Así, podemos determinar o suponer que a la edad de Lorenzo, se aprendía lo que el maestro decía o quería decir, así, podemos decir que hay un control de la educación – saltamos al tema anterior-, pero no por ser o estar un poco más astuto era motivo de castigo, pero sí motivo de duda.

A raíz de éste niño –Lorenzo- el hermano Salvador acabará por infiltrarse en las vidas de los padres de Lorenzo y así, empezará a surgir un nuevo debate que lo convertiremos en tema. Tercero, tenemos que mencionar el lugar de la mujer en dicha época –la del franquismo- y, en relación al hermano Salvador, la atracción que padecerá hacía la mujer. Anteriormente, nos menciona el hermano Salvador que la carne es débil, y que a causa de ella, el hombre comete pecados 4 [...] La furia de Dios puede enloquecernos. Padre, conocí la carne [...].

La obsesión –llámenle así- del hermano Salvador empezó volcándose en Lorenzo, pero más tarde se acopló en madre de Lorenzo. El hermano Salvador dice que la mujer es pecado y que por ello, hay que intentar no caer en el pecado. Pero en el cuento vemos un sujeto- el hermano Salvador- que en vez de intentar no caer, lo que hace es precipitarse y se abalanza sobre la mujer. Se nos muestra el deseo como un objeto que rompe corazones, los destella, los atraca y deja que el sujeto no piense a donde va. La educación que intenta la madre de Lorenzo darle a su hijo, es grandiosa y cuantiosa y, pudiese ser que fuese ésta, quien enamorase al hermano Salvador. 5 [...] << ¡Canta!>>, le ordenó, <>

<< Mi hijo no quiere morir por nadie, quiere vivir para mí>>, dijo una voz suave y melosa a mis espaldas. Me volví y era ella. Ahora comprendo la frase del Eclesiastés: La mirada de una mujer hermosa, pero sin virtud, abrasa como el fuego. Yo ignoraba entonces que así nacía mi desvarío [...].

Así, podemos concluir que es un amor sin substancia, sólo deseos.

Cuarto, nos falta un segundo sujeto – el más importante de todos- que es el padre. El padre de Lorenzo es el porqué de estas dudas, es el porqué de éste seguimiento y también, el porqué de este deseo por parte del hermano Salvador. El padre de Lorenzo vive en un mundo inexistente, que se termina dentro del armario, ése armario que huele a soledad, miedo y, lo que los franquistas buscan, silencio. Un silencio con un hedor repugnante que divide el hogar en dos partes: la permitida y la no permitida. 6 [...] Era otra forma de complicidad, como el armario donde vivía mi padre o la viudedad de mi madre. Todo era real pero nada verdadero [...]. Este estupor que se vive dentro del armario está condicionado por la vida del franquismo o, mejor dicho, los militares franquistas que rompen sueños sin saberlo, que rompen familias sin conocerlas. Éste miedo se lleva a tal extremo que es capaz de asegurar una cosa, cuándo la mente dice otra cosa. Los franquistas ven en la víctima una debilidad sumamente fuerte que se deja consumir cuándo son descubiertos.

Finalmente, podemos englobar la situación comentando que todos los males producidos por el hombre –el hermano Salvador, en éste caso- se justifican con que es una necesidad del hombre y que, ellos –los impíos- quisieron arrebatarles el mandato, la fe y la Victoria. 7 [...] El Maligno quiso trocar mi orgullo en remordimiento y buscó la forma de humillarme [...]. [...] Se suicidó Padre, para cargar sobre mi conciencia la perdición eterna de su alma, para arrebatarme la gloria de haber hecho justicia [...].

La sociedad del franquismo


Temas de Los Girasoles Ciegos
La religión: La religión es un tema fundamental en el cuento, porqué es el elemento que guía al padre Salvador i por lo tanto a Elena i a su familia. Es tratado des de un punto de vista conservador, siguiendo siempre los textos sagrados para explicar los sentimientos del padre Salvador. Además cabe destacar que tal i como lo hacían en la época cita a la biblia en latín[1].
La posición de la mujer: En el cuento nos muestra en qué posición social estaba la mujer en aquella época. Nos describe como vivía siempre a merced de los hombres, aquí por ejemplo en su casa Elena está subyugada a su marido, y fuera de ello por el padre Salvador que no le quita ojo de encima, hasta el punto que ella se recluye en su casa para evitar-le.[2]
El miedo social: Como en aquella época fue en la narración se desarrolla como la gente después de sufrir la guerra civil i de ver la implantación de una dictadura muy rigurosa temía a la autoridad, y esta lo aprovechaba para controlar a la sociedad. En este caso la autoridad es el hermano Salvador que como miembro de la Iglesia tenía la misión de mantener la ideología de la gente ceñida a los pilares del catolicismo.[3]
La persecución social: Terminada la guerra el franquismo quiso asegurar-se que los partidos que le hicieron frente fueran destruidos completamente. Por este motivo empezó una persecución de republicanos, socialistas, y comunistas solo para evitar una resistencia que pudiera acabar con su poder. En el cuento el padre de Lorenzo que no ha podido escapar a Francia se esconde para que no lo arresten. Ya que Ricardo no simpatizaba con el nuevo régimen.
La educación fascista: Lorenzo nos cuenta como él vive la educación que el franquismo impuso para formar a los niños como fascistas, alejándoles del librepensamiento y arrojándolos a una instrucción acotada y controlada siempre bajo los principios del fascismo. [4]
La legitimidad de la violencia: Cuando el hermano Salvador va a casa de Elena la quiere forzar pero Ricardo instintivamente sale a defender-la, delatándose, se pelea con el clérigo , pero al final se suicida i el hermano Salvador se muestra enfadado por no haber podido terminar el trabajo que según el Dios le encomendó. Hubiera querido matar-le pero le da rabia no haber-lo podido hacer. [5]


[1] En el cuento aparecen expresiones que hacen referencia a varias intervenciones Jesús en la Biblia, por ejemplo sub nocte per umbram(en la oscuridad de la noche) o se patriam inquiere(aún buscan su patria).
[2] En la página 119, Elena dice” los dos aguantaremos a ese untuoso”, lo que demuestra que no quiere hacer-le frente por ser ella mujer i por eso prefiere aguantarse. 
[3] El hermano Salvador que sospecha que algo no va bien en casa de Lorenzo le interroga, preguntándole per su padre, por su madre i por si fuera poco intenta seducir a Elena para descubrir el secreto de su casa i así cumplir con sus obligaciones de policía  de la mente.
[4] Un ejemplo muy clara de este tipo de educación nos lo aporta el mismo padre Salvador en su carta, donde se queja que el niño no canta los himnos del franquismo. Dice:”…cuando todos los alumnos en fila , antes de salir del colegio, formaban marcialmente i entonaban el Cara el sol……Lorenzo….mantenía el brazo en alto i movía los labios pero no cantaba.
[5] El hermano salvador dice: Se suicidó, Padre, para cargar sobre mí conciencia la perdición eterna de su alma, para arrebatarme la gloria de haber hecho justicia.

Explica en unas líneas los sentimientos de los personajes del ultimo cuento:

El personaje principal del cuento es Lorenzo, el hijo menor de Ricardo y Elena. Durante todo el cuento podemos apreciar que Lorenzo se siente muy confundido ya que su padre está buscado por el regimen franquista y no entiende el motivo de esa persecución. Así, su padre tiene que estr escondido en su casa y Lorenzo, que tan solo es un niño tiene que fingir que su padre está muerto. Cuando juega con los niños no puedo contar las hazañas de su padre, tal y como lo hacen sus amigos y conocidos.
La madre de Lorenzo, Elena, intenta ser fuerte para poder salir de la situación tan dificil que la familia está pasando. Pero, cada vez le cuesta más, ya que ve a su marido muy deprimido y que ya no tiene esperanza. Además, Elena siempre tiene el miedo dentro, ya que en qualquier momento podrian descubrir el escondite de su marido. También tenía que soportar la angustia de no saber nada de su hija mayor, Elena, que se fugo con su novio antes de comenzar la guerra.
Ricardo, el padre de Lorenzo, en un pricipio se sentia con fuerzas para afrontar su convivencia secreta, pero a medida que pasa el tiempo se siente más frustrado y con menos ganas de todo, pero intenta ser fuerte delante de su hijo. Un dia el hermano Salvador se presentó en casa de Elena e intentó violarla, pero Ricardo salió del armario donde se escondia y pegó al hermano. Despues de este episodio se suicidio, porque el hermano Salvador avisaria a la policia.
El hermano Salvador, tenia muy claro que su fe era verdadera, pero este pensamiento se debilitó cuando empiezó a sentir atracción por la madre de un alumno suyo, Lorenzo. Está muy obsesionado con Elena y empieza a seguirle por la calle, e intenta acercarse a ella de la forma que sea. Un dia fue a visitarla a su casa y no pudo resistir a la tentación e intento violarla, pero apareció su marido, que supuestamente estaba muerto y le pego. El hermano Salvador relata su historia en el cuento a través de una carta que escribe a un cura para remidirse de sus pecados.

martes, 6 de abril de 2010

Describe los sentimientos y las vivencias de Lorenzo

El mundo de Lorenzo era diferente al de la otra gente. Vivía con sus padres, la madre ama de casa y supuestamente viuda y el padre escondido en un armario empotrado a la pared a causa de sus orientaciones políticas. Estaba buscado y no quería ser encontrado. Lorenzo siempre vivió con la duda de saber porqué su padre estaba ahí pues no se atrevió nunca a preguntarlo.

Desde bien pequeño mantuvo una fuerte convivencia con sus vecinos de su misma edad. Todos contaban proezas sobre sus padres pero él no lo hacia ya que tenia que proteger su gran secreto y el de su familia. De sus pequeños amigos aprendió sobre la vida, aprendió a hacerse fuerte y maduró gracias a las historias de miedo que les contaban y a las largas visitas al cine dónde escuchaban atentamente para intentar comprender los diálogos y la música. El sexo fue un tema que aprendió del cine, empezó a atar cabos cuando de repente se encontró con su cuerpo frente al espejo y no sabía exactamente que hacer con él.

Siempre le tuvo miedo al Cristo que tenía en la puerta dónde se escondía su padre, no le habían inculcado ninguna religión pero debió ser la intuición lo que hizo que se alejara de éste mundo sin comprender absolutamente nada. Se dio cuenta de que el padre Salvador, un profesor, le seguía. Éste intentó violar a su madre en la cocina y por su culpa su padre que ya no podía mas con el secreto y con las situaciones vividas se suicidó.

Ejercicio inventado para el cuento "Los girasoles ciegos"

- Explica cómo se siente Ricardo durante el periodo en que transcurre el cuento y arguméntalo.

Al principio, Ricardo, aunque no está contento de estar escondido en su propia casa, tiene la esperanza de que algún día podrá salir, o escapar hacia otro lugar, quizás mejor para todos (para él, para su familia y para los policías, ya que sería un problema menos). Ricardo va traduciendo los textos que Elena, su mujer, le trae de su trabajo. De esta forma, Elena puede ganar algo de dinero para comprar comida. Ricardo no es feliz, pero no está tan triste sabiendo que su familia está bien de salud y que no es perseguida por los policías. Se siente solo, ya que no puede salir a la calle, ver a sus amigos y respirar aire puro, el aire de la libertad. Vive en una constante preocupación y en un constante miedo a que le descubran, y lo que es más: que hagan daño a su hijo y a su mujer. A medida que pasa el tiempo, se va cerrando en sí mismo: está largos ratos dentro del armario donde se esconde cuando hay visita. Llega a un punto en el que no sale del armario ni siquiera para comer. Eso demuestra que tiene una gran depresión, ya no tiene ánimos ni para hacer lo esencial en la vida. Para colmo, está muy molesto con la actitud del hermano Salvador con Elena, ya que ella no puede dar indicios de que su marido está vivo. Ricardo, al final del cuento, ya no tiene fuerza para vivr, está harto de la vida privada de la mínima libertad, así que cuando el hermano Salvador entra en su casa y hace daño a su mujer, Ricardo no puede aguantar ese gran dolor y se suicida, terminando así con el sufrimiento y las preocupaciones, con el miedo y el sentimiento de culpa, con todo.