
El poema La aurora, de Federico García Lorca, me sugiere que Nueva York es una ciudad oscura y sucia. Está llena de rascacielos que no dejan que la aurora de la mañana pueda ser contemplada. Por eso la gente no tiene esperanza de nada; están tristes y desolados.
Aunque es una ciudad muy grande donde habitan muchas personas, cuando te encuentras allí te sientes sola.
Dentro de la ciudad todo es negro, y la gente intenta buscar la salida, pero no encuentran la luz.
En Nueva York nada cambia, todo es siempre igual, y nadie te echa una mano cuando lo necesitas. La gente está tan pendiente del dinero que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, y los que salen más perjudicados son los niños, que son el futuro de la ciudad y de ellos depende el futuro de esta gente.
El poema también me hace pensar que todo esperanza y esfuerzo por hacer que la ciudad sea viva y tenga color es en vano. La vida neoyorquina es rutinaria.
Finalmente, el poema acaba contando que Nueva York es una ciudad ruidosa, industrial y capitalista. Hay barrios marginales con gente pobre que vive en la calle.
Aunque es una ciudad muy grande donde habitan muchas personas, cuando te encuentras allí te sientes sola.
Dentro de la ciudad todo es negro, y la gente intenta buscar la salida, pero no encuentran la luz.
En Nueva York nada cambia, todo es siempre igual, y nadie te echa una mano cuando lo necesitas. La gente está tan pendiente del dinero que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, y los que salen más perjudicados son los niños, que son el futuro de la ciudad y de ellos depende el futuro de esta gente.
El poema también me hace pensar que todo esperanza y esfuerzo por hacer que la ciudad sea viva y tenga color es en vano. La vida neoyorquina es rutinaria.
Finalmente, el poema acaba contando que Nueva York es una ciudad ruidosa, industrial y capitalista. Hay barrios marginales con gente pobre que vive en la calle.
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