Las noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría…
Mas la celeste melodía
suena fuera…
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma…
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
He escogido este poema porque de todos los que he estado buscando por Internet ha sido uno de los que más claro veo. También porque es el tipo de poemas que me gustan a mi, poemas “de toda la vida”.
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